Llega la NASA : El proyecto Cyclops   Leave a comment


Mientras que la mayoría de las búsquedas SETI eran modestas y locales, esto no fue siempre así. La más ambiciosa de todas las búsquedas SETI fue realizada por la NASA, que tenía acceso a financiación y recursos a una escala completamente diferente a cualquiera de las otras búsquedas. De hecho, el involucrarse la NASA en SETI fue decisivo, tanto para ganar respetabilidad para la búsqueda de extraterrestres, como para avanzar la tecnología de búsqueda hasta niveles jamás soñados por los pioneros de Ozma. Al mismo tiempo, la búsqueda de la NASA tambien demostró los riesgos de la dependencia de la financiación gubernamental: Debido a recortes presupuestarios en Washington, el proyecto SETI se volvió demasiado vulnerable a los cambios de viento políticos.

En 1970 John Billingham del Ames Research Center de la NASA en Mountain View, california, convenció al director del Ames Henry Mark para iniciar un pequeño estudio de estrategias SETI y sobre las posibilidades de contactar una civilización alienígena. El resultado fue el Proyecto Cyclops, un programa de la universidad de verano de 1971 patrocinado por la Universidad de Stanford y el Ames Research Center de la NASA.

El espíritu inquieto tras el proyecto era Bernad M. Oliver, el directivo de Hewlett Packard que ya formó parte de la conferencia de 1961 en Green Bank. La propuesta que surgió del estudio, bajo el liderazgo de Bernard, era ambiciosa. Proponía un bosque de antenas de 100 metros, ocupando un área de 10 kilómetros de diámetro. Si recordamos que diez años antes el proyecto Ozma fue realizado con un sólo disco de 85 pies (unos 30 metros), podemos hacernos una idea de la escala del proyecto que proponían. Ozma costó 2000$, y Cyclops pedía una inversión de 10 mil millones de dólares.

La escala del proyecto estaba mucho más allá de lo que la NASA pudiera o quisiera hacer. Su misión principal era lanzar naves, y una búsqueda SETI sería siempre algo secundario para la NASA. Pero incluso un pequeño programa para NASA podría proporcionar muchos más recursos que cualquier programa SETI anterior.

En los diez años siguientes, NASA continuó patrocinando talleres y estudios sobre la viabilidad de SETI. Gradualmente emergieron dos estrategias principales. Un acercamiento, seguido por el Ames Research Center de NASA, favorecía la búsqueda tradicional orientada. Como la mayoría (aunque no todas) de las búsquedas anteriores, la idea era seleccionar ciertas estrellas, que eran similares a nuestro Sol y relativamente cercanas, y escuchar atentamente en busca de señales procedentes de ellas. Estas estrellas, decía su argumento, son las que ofrecen más posibilidades de establecer un contacto con una civilización alienígena.

El otro acercamiento proponía una búsqueda de todo el cielo, y era liderado por Bruce Murray, director del Jet Propulsion Laboratory (JPL) de Pasadena. Según Murray era inútil especular cuantas civilizaciones alienígenas se podrían encontrar. Tampoco tenía sentido asumir en que frecuencias podrían transmitir. Esto es algo, insistía Murray, que simplemente no sabemos. La única ruta razonable es buscar sistemáticamente en todo el cielo en todo el cielo en el rango más amplio de frecuencias posible. Esta búsqueda no sería tan sensible como una búsqueda orientada, pero funcionaría debido a su amplitud.

En 1979 la NASA ya había trazado las líneas de un plan SETI coherente. En lugar de escoger entre los acercamientos competitivos, la NASA decidió seguir ambos. Una búsqueda orientada se realizaría por el Ames Research Center, mientras que una búsqueda de todo el cielo la dirigiría el JPL. Se estableció un programa oficial de la NASA llamado Microwave Observing Program (MOP-Programa de Observación de Microondas) para realizar la búsqueda, al que siguió un período de investigación y desarrollo.

Publicado noviembre 2, 2011 por Mery en Mitos y leyendas

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